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lunes, 15 de setiembre de 2008

Calidad Total y la Ley de Murphy

“Cero defectos” es una de las expresiones emblemáticas de la teoría de la Calidad Total, que tuvo su mayor impacto, por estos lares, en los 90. Recuerdo a varios profesores que repetían en sus clases la anécdota en la que los ingenieros de una empresa japonesa no lograban entender a qué se referían los compradores norteamericanos cuando les advertían que solo aceptarían un pequeño porcentaje de unidades defectuosas. En esos años los japoneses eran los reyes de la calidad total, y por ende, del “cero defectos”. No estoy muy seguro que se haya conseguido esa aspiración, pero me parece válida en la medida que refleja una actitud. La actitud de buscar hacer las cosas bien en todo momento. Considero que la esencia de la idea del “cero defectos” se representa muy bien en la archiconocida Ley de Murphy. En realidad no es, strictu sensu, una ley, sino, también, una actitud. Según Edward Murphy, si existe la posibilidad (por mínima que esta sea) de que algo salga mal, entonces saldrá mal. ¿Qué se desprende de lo anterior? Hay que hacer todo bien para que no exista ninguna posibilidad de que algo resulte mal. O sea, “cero defectos” .